miércoles, 21 de enero de 2015

¿El amor de hoy, es mejor que en los tiempos de nuestros padres?

La idea del amor solido vs el de amor líquido.

Propongo un pequeño desarrollo, que invite a reflexionar sobre el amor como  producto social, el amor en la actualidad y que aportes hace el psicoanálisis hoy.

Qué significa, que el amor es un producto social?

En todas las épocas, a través del discurso que cada una inventa, en su situación social-histórica, geográfica, política;  produce ideas, conceptos, pensamientos que tienen como efecto maneras de hacer y ser en este caso, en el amor; más allá de que una persona sea consciente o no de este hecho;  durante generaciones lo social, a través de su discurso, brinda matrices de identificatorias. Definiendo esto último, como las cosas que “creemos compartir”, en una comunidad considerándolas de valor. Qué maneras de ser y hacer definen, lo masculino y lo femenino, las formas de unión y separación, la concepción de una familia.
El arte, es quizás el futurólogo de cada época, marca y quizás anteceda determinadas formas de vivir lo humano. La literatura es un ejemplo maravilloso de como sucede esto y que concepciones del amor van marcando lo social.
En la Edad Media, se pensaba que el universo giraba en torno a la tierra y por ende Dios era en centro de todo, por lo que el amor místico se hace presente en innumerables oportunidades. También en esta época nace la concepción de amor cortés, fuertemente influida por las ideas de Platón y por la noción de amor idealizado. El caballero medieval se sometía totalmente a su dama, rindiéndole vasallaje del mismo modo que actúa el señor feudal de acuerdo a las reglas de la caballería. La mujer amada era imposible de alcanzar, idealizada y admirada en secreto, con lo que el amor deja de concebirse como un impulso sensual y se convierte en un estado de gracia que ennoblece al hombre. Una de las obras representativas de este tipo de amor idealizado es la historia de amor de Tristán e Isolda. En esta historia, Tristán viaja a Irlanda para buscar a Isolda, quien debe casarse con el rey Mark (quien era tío de Tristán). Accidentalmente beben una poción mágica y se enamoran perdidamente a pesar del compromiso del rey con la mujer. De esta separación forzosa nace el sufrimiento del enamorado, que será una de las características del amor a partir de este momento histórico. También con Tristán e Isolda nace la idea de que el amor es un sentimiento irracional, asociado a la locura o la magia. 

Cambia la concepción del amor medieval por una más humana, en la que ya no se idealiza a la mujer amada y el misticismo del amor místico también. La humanización de la mujer surge paulatinamente a desde fines de la edad media, con Dante Aligheri (1265-1321), en su obra la Divina comedia.
Tras este periodo de transición, nos encontramos con una visión distinta del amor, representada magistralmente en la tragicomedia La Celestina, del español Fernando de Rojas. Al comienzo de esta obra Calisto se encuentra con Melibea en el jardín y se enamora perdidamente de ella, idealizándola y adorándola a tal punto que su criado le reprende por tal herejía o sacrilegio. A partir de este  momento el libro se vuelve una ironía hacia el amor cortés, puesto que Calisto no tiene la paciencia infinita del caballero del medioevo y pretende consumar su amor con Melibea lo antes posible. Melibea también se aleja de la concepción de amor medieval, y si bien rechaza a Calisto en un primer encuentro, rápidamente cambia de idea y decide entregarse a él, incluso a costa de su virtud. Entre ellos interviene un personaje llamado Celestina, una alcahueta que maneja las artes de la hechicería para que los dos amantes se encuentren. En esta obra encontramos un resabio medieval, en que el amor puede ser favorecido por la magia, como sucede en la historia de Tristán e Isolda.
En la Celestina, amor apasionado no se diferencia mayormente de la lujuria y las palabras de amor sólo sirven para cubrir las verdaderas intenciones, que se relacionan más con el goce físico que con el amor propiamente dicho. La pasión que une a Calisto y Melibea está más cercana a la locura que al amor y ambos se dejan llevar por ella, de manera individualista y egoísta. 
En este breve recorrido leemos, como en cada constelación de significaciones y sistema de cada época, son distintas las concepciones del amor.
Pero: Cuál es el mito que triunfa en occidente en la concepción del amor?
En el libro “El banquete de Platón” (aprox. 380 a.C.), trata de un grupo de filósofos que se reúnen para hablar sobre el amor. Cuando hace su exposición, Aristofanes plantea –entre otros aspectos- que alguna vez los seres humanos fuimos andróginos, es decir, poseíamos ambos sexos. Luego fuimos separados por los dioses, en hombres y en mujeres, y desde ese momento estuvimos destinados a buscar nuestra otra mitad para sentirnos completos. 
Este, es el mito de la media naranja. Nada más lejano y cercano de lo que sucede en la experiencia del amor en cada sujeto.
El amor es una construcción social de la especie humana, es diferente a lo instintual, en la batería biológica de los animales, nuestra condición de seres parlantes, es decir seres del lenguaje y la palabra,  hace que estemos por  fuera del paraíso animal, en donde paradójicamente existe la media naranja, es decir, hay un momento determinado por lo biológico, donde el macho y la hembra se encuentran y se aparean para reproducirse.
En el mundo de lo humano es más complejo. En las relaciones amorosas, no hay momentos biológicos, que determinen un “para toda la especie”.
Freud lo ubica claramente, cuando define el amor y en particular a  la sexualidad humana, como perversa en el sentido de que no existe un objeto fijo, en la elección amorosa. El adulterio, la pedofilia, la zoofilia, necrofilia, son ejemplos extremos de una condición que se sale de lo natural, pero el simple hecho de hacer el amor, o tener relaciones solo para obtener placer y no para la reproducción, es salirse de la norma “natural” de los animales que es la reproducción.
El psicoanálisis, produce una distinción entre el amor, el deseo y el goce. No siempre van juntos, se anudan de diversas maneras.
El amor de hoy vs el de ayer.
Voy a tomar algunos conceptos que  propone el sociólogo Zygmunt Bauman, en el libro “Amor como líquido”, en contraposición con el amor solido del tiempo de nuestros padres, en donde la institución familia y pareja, estaban mucho más definidos y rígidos.
Lo líquido y lo solido tienen distintas cualidades:
Lo esencial de un líquido es su fluidez, es decir, no conserva fácilmente su forma, no se fijan por así decirlo al espacio ni se atan al tiempo, en tanto los sólidos se comportan conservando la forma y el efecto es de intento de neutralización del impacto del tiempo (intentan conservar la significación). Para lo solido la variable fundamental es el espacio y no el tiempo. Diferente es lo liquido, en tanto la variable importante es el tiempo ya que siempre está dispuesto a cambiar su forma, más allá del espacio que puede ocupar, porque sabe que es momentáneo que todo cambia inevitablemente.
Los fluidos se desplazan, gotean, derraman, desbordan, salpican, inundan, rocían, chorrean, se vierten. Los sólidos es difícil que cambien su estado y si lo hace es con mucho esfuerzo.
Propongo tres maneras de describir al amor:
1.      Desde la forma.
2.      El tiempo.
3.      El espacio.
El amor liquido actual:
Los efectos son:
a.     Rapidez y fluidez en los lazos sociales. Las redes sociales como modelos de relación.
b.     Límites y fronteras muy diluidas entre lo que significa ser hombre y mujer.
El amor solido de ayer:
Los efectos eran:
        I.            Las uniones amorosas rígidas eran “hasta que la muerte los separe”.
     II.            Los roles hombre y mujer estaban bien definidos.
En un caso del amor en los tiempos de nuestros padres, la construcción social, de aquel momento era que el compromiso del amor  a través del matrimonio y la familia, como institución social, se daba  a través de un mandato que puede resumir este aspecto: “hasta que la muerte los separe”.
Desde hace algunos años, esto fue mutando, transformándose. Al principio la única manera correcta de concretar la unión amorosa era a partir del noviazgo, luego casamiento e hijos. La mujer en general, pasaba de la casa de los padres a la del matrimonio.
La institución familiar fue perdiendo progresivamente valor social, la separación en los padres era algo raro, en cambio ahora es lo más frecuente. Hay otras formas de unión como el concubinato, las familias ensambladas, así como también las diferentes modalidades de las uniones: homosexuales, lesbianas, transexuales, travestis. Apareciendo más expuestos en la escena social. La legalización del matrimonio de parejas del mismo sexo, es un ejemplo de esto.
Con respecto a las uniones heterosexuales, la diferencia de la concepción del tiempo y el amor, produce un impacto enorme en las características de las uniones. Son relaciones más fugaces, más veloces, y se caracteriza por lazos muy débiles, ya que en general cualquier inconveniente atenta al lazo.
Las redes sociales, como Facebook o twitter, entre otras, son los medios preferenciales, se convierten en modelos, para las relaciones sociales; ha tomado un valor que en otros tiempos directamente no hubieran tenido éxito.
Ahora,  la escena de las relaciones sociales, en general, se dan a través de internet. El encuentro en principio es virtual. Esto medio es lo permite desplegar la velocidad, la fugacidad y los lazos sin demasiado compromiso, ni exposición. Si alguien me deja de interesar simplemente, bloqueo “el contacto”.
Por otro lado la palabra amor, es utilizada muchísimo más que antes, produciendo un efecto de licuación del significado, pérdida de valor que antes tenía. En otros momentos había y quizás hay personas que pocas veces les han dicho a su pareja  “Te amo”.
Esta cuestiones, no es sin efecto tanto para la mujer como el hombre.
Los hombres son empujados a feminizarse y las mujeres a masculinizarse, esto borra los limites sociales que antes establecían roles y funciones. Por ejemplo: a través de la adquisición de objetos. Antes considerar que un hombre consumiera cremas, por ejemplo, era signo de ser un “maricón”, o que se dedicara a la cocina, hoy tiene otro valor, que una mujer se dedicara a una carrera profesional en ámbitos en donde eran ocupados  los hombres de hombres, era considerado un signo de masculinidad.
El discurso, propone y nos empuja constantemente a través de sus palabras a la adquisición de objetos que nos permitirían conseguir la felicidad de manera inmediata. Impacta directamente en la construcción de los lazos amorosos actuales. Propone formas de unión de identificación que los sujetos encarnan.
Internet y las redes sociales son parte de estos objetos que van modificando la subjetividad tanto en el hombre como en la mujer.
Los límites de lo masculino como de lo femenino ya no son tan claros como antes.
Aportes del psicoanálisis.
Hasta aquí, he escrito una descripción, desde lo que la sociología, puede aportar.
 Pero ella no se mete, ni explica, lo que es “esencial” en cada sujeto humano, cuales son los determinismos que lo llevan, lo sujetan a cada elección amorosa.
Como explicar, que una persona elija, relaciones amorosas que solo le aporta sufrimiento y displacer.
Como explicar, que una mujer que encuentra a un hombre que la ama y construye una familia con él, tenga un amante y se sienta culpable por la relación que tiene extramatrimonial.
Como explicar que un hombre que ama a su mujer, madre de sus hijos, que tenga relaciones donde la pasión la encuentre en la otra amante y no en su mujer que ama.
El psicoanálisis se mete y explica lo que antes era valorado y significado como un amor loco, pasional, incoherente y fuera del “sentido común”, dándole un marco diferente y ubicando coordenada lógicas a lo aparentemente esta fuera de sentido.
El psicoanálisis puede aportar un saber novedoso que se orienta, en el más allá de las matrices de identificatorias, que propone lo social a través del su discurso.
Un aporte fundamental:
·        Toda elección de la pareja siempre es inconsciente.
Es decir, aunque haya sitios de internet donde se busque la pareja para cada sujeto, según sus gustos, preferencias de determinadas parejas, características físicas, edades, etc. La elección siempre es inconsciente. En cada elección hay una parte importantísima en donde la persona, no sabe, porque  elige a ella o a él. Y muchas veces, a pesar del no soportar y quejarse de algunos aspectos del otro.
El saber analítico, conduce a que la persona que no sabe, se acerque, si lo desea, a lo que la lleva y sujeta, a determinadas elecciones amorosas, más allá de su voluntad.







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